Antigua república marítima, Amalfi es hoy un espléndido pueblo que domina el mar Tirreno. Se distingue por sus casas de colores enclavadas en las rocas y su mar azul. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1997, la Costa Amalfitana es un lugar que satisface incluso al turista más exigente. Si estás pensando en unas vacaciones en Amalfi, veamos juntos lo que debes saber antes de partir.
La costa de Amalfi es maravillosa en cualquier época del año, pero el mejor momento para visitarla es la primavera. A partir de finales de abril, los días empiezan a ser más largos y el clima se vuelve suave. Además, entre julio y agosto, Amalfi suele estar muy poblada. Obviamente, la temporada alta es el periodo que reserva más acontecimientos mundanos, pero si lo que buscas es relajarte es mejor optar por la primavera, o las primeras semanas del otoño. Al hacer la maleta, privilegia la comodidad. Para protegerte del calor, elige tejidos naturales como el algodón y el lino, y llévate un sombrero. Elige un calzado cómodo. Caminarás mucho, subiendo y bajando escaleras y calles empedradas. Recuerda también que, incluso en pleno verano, el tiempo puede ser fresco, sobre todo por las tardes. Lo mejor es llevar un jersey o una chaqueta de algodón.
La Costa Amalfitana ofrece hoteles y B&B de lujo con vistas al mar. Muchos de ellos cuentan con piscinas al aire libre, terrazas, spas y centros de bienestar. Reservar una habitación de hotel en Amalfi no es fácil, en temporada alta puede resultar imposible. Una solución alternativa es buscar alojamiento en otro centro turístico, como Sorrento, que cuenta con excelentes conexiones con Amalfi. Los restaurantes locales también son de muy alto nivel. La costa de Amalfi es famosa por sus limoneros. El limón es un elemento clave de la gastronomía local: este cítrico embellece primeros platos, platos de pescado y muchos postres. También merece la pena probar el limoncello, un licor elaborado con cáscaras de limón típico de la costa. Cuando reserves mesa, acuérdate siempre de asegurarte unas buenas vistas.
Evita utilizar el coche. Las carreteras de Amalfi son estrechas y sinuosas. Ni siquiera las calles de la ciudad son aptas para el tráfico rodado: en verano se corre el riesgo de sufrir atascos y largas colas. Por este motivo, el ayuntamiento puede cerrar el acceso por temporadas a los coches de no residentes. Es mejor desplazarse a pie, en transporte público o en ciclomotor. Para ir de un sitio a otro, los barcos, ferries e hidroalas ofrecen las conexiones más cómodas y rápidas.
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